No hay censos ni de antes ni de ahora, ni estudios actuales que lo corroboren, pero la evidencia indica que en Asturias se ha producido un importante descenso de la población de corzos en los últimos años. La causa de esa merma, que desde diferentes ámbitos cifran en un 70% aproximadamente, es la larva de las narices. Su nombre científico la cephenemya stimulator, una moscarda que en la última década ha infectado a buena parte de los animales del norte de la península. «El insecto pone los huevo en sus fosas nasales y cuando las larvas eclosionan, les obstruyen la respiración, mermando las capacidades del animal», ha explicado el experto en biología de la Universidad de Oviedo e investigador del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot), Carlos Nores.
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